¿Así es que dos semanas de tiempo compartido no fueron suficientes? ¿E incluso dos meses en un lugar rentado te dejaron deseando más? Puerto Vallarta puede hacer que te sientas de esa manera, y entonces lo único que puedes hacer es mudarte aquí. ¡Cambia la casa en el norte por una con vista al mar enmarcada por bugambilias escarlata! Pero antes de embarcarte en tu nueva vida idílica en la bahía, hay algunos detalles que debes considerar.
Recuerda que cuando te mudas a otro país, te conviertes en un extranjero en el nuevo lugar y como tal tienes que cumplir con sus leyes migratorias.
Las regulaciones y procesos migratorios en México pueden ser un tanto embrollados y algo así como las señales de tránsito aquí, que parecen simples sugerencias en lugar de leyes estrictas. El potencial de que una pesadilla burocrática ocurra puede parecer gigantesco, pero las palabras claves "paciencia", "fotocopias" y siempre traer un libro para leer durante la espera, puede ayudarte a hacer el proceso más llevadero. Estas palabras también te serán útiles cuando trates con otros embajadores de la burocracia: las compañías de teléfono y electricidad, y eso sin mencionar a los bancos e incluso las tiendas de renta de videos.
Como con cualquier mudanza, el qué empacar es una consideración importante. En este caso, tus decisiones dependerán no solo de las leyes que regulan lo que te está permitido traer a México, sino de lo esperas encontrar una vez que llegues. Con una visa de residencia de expedición reciente, supuestamente tienes una oportunidad única en la vida de traer cualquier cosa que el consulado más cercano a tu último lugar de residencia en su infinita sabiduría y discreción te permita. Así que tendrás que deshacerte de tus "sweaters" y empacar el teclado de tu computadora en un tapete para baño o en finas toallas porque "esponjoso" no es un concepto muy bien entendido en México.
Las mujeres podrán deshacerse de sus medias, las cuales se desintegrarán antes de que tengan la oportunidad de usarlas y los señores podrán olvidar esos trajes y corbatas. En realidad, puedes olvidarte de cualquier prenda que tenga forro, pues se te pegará al cuerpo particularmente durante los seis meses entre mayo y octubre. Tal vez puedas adivinar que las botas forradas de piel no tendrán uso aquí, pero no te has dado cuenta que tus sandalias de tacón alto pueden ser peligrosas en calles empedradas. Asimismo, olvida cualquier cosa de gamuza, ya que no la necesitarás y este material desafortunadamente tiende a enmohecer.
Mientras que encontrarás ropa ligera para el verano a la venta en decenas de tiendas aquí, encontrar envoltura de plástico para la cocina que se pegue a algo más que ella misma es imposible. Es el mismo caso de los vendajes adhesivos o "curitas", aun los de la marca "Band-Aid", no se pegan a nada, incluyendo a tu piel. En verdad me llamó la atención cuando mi dentista me recomendó que comprara hilo dental en mi próximo viaje al norte de la frontera. En general, los artículos manufacturados simplemente funcionan diferente, tienden a ser caros o difíciles de encontrar. Así que, compra delicioso café en cualquier tienda, pero trae los filtros para la cafetera en tu maleta. Encuentra excelentes champúes mexicanos, pero no olvides traer tus tubos para el cabello.
La lista de elementos indispensables que debes traer del norte de la frontera se reducirá, por supuesto, entre más tiempo estes aquí. Yo he encontrado productos locales de gran calidad que de no tenerlos, extrañaría muchísimo, especialmente productos comestibles, mi lado débil. He renunciado a cosméticos, a menos que la reunión se haga con la presencia de un aire acondicionado y ya no sobrecargo mis maletas con libros y revistas desde que encontré varios lugares para intercambiar libros en Puerto Vallarta.
Aunque el traer un par de latas de relleno de pavo para Navidad en tu maleta de mano o traer una heladera eléctrica envuelta en una cobija no parece gran cosa, la forma aduanal, en letras muy pequeñas, dice que no debes formarte en la fila de "Nada por Declarar" si traes contigo estos tesoros, no importa si llegas por aire o tierra. Pero la mayoría de la gente simplemente ignora estas "letras pequeñas".
Recientemente regresé de un viaje, de cinco días, a Los Ángeles con "algunos" artículos no permitidos a los turistas en mis maletas, por ejemplo, cuatro docenas de servilletas de cóctel y varios focos de tres intensidades, un producto imposible de encontrar en México. El procedimiento usual en cualquier aduana mexicana es el entregar la forma completa al oficial y apretar el botón del "semáforo". La luz verde significa que puedes pasar, la roja indica que tienes que abrir tu equipaje para inspección, ropa sucia y todo. En esta ocasión el oficial aduanal claramente sospechó que yo traía más de $300 dólares en mercancía aparte de ropa y otros objetos personales permitidos a cualquier viajero y firmemente sugirió que hiciera una declaración y pagara impuestos antes de oprimir el botón. Pero una cosa que compartimos los expatriados en Puerto Vallarta, es el espíritu de aventura, así es que después de diez minutos de alegatos, decliné la oferta de la declaración y me confié en la integridad del sistema de inspección aleatorio, el cual aparentemente es en realidad indiscriminado ¡puesto que obtuve "luz verde"!
Pero ahora que ya resides en "El Paraíso" con espectaculares vistas de la bahía y con días que se pasan volando, tus amigos y familiares aún preguntan: "¿Pero qué es lo que haces todo el día?" Es difícil explicar que lo que creíste iban a ser perezosas tardes en una hamaca leyendo un buen libro y siestas después de la comida, simplemente no se han materializado. ¡Hay demasiadas cosas que hacer en Puerto Vallarta!
Durante el día están las labores cotidianas, cada una de ellas con su propia posibilidad de devorar el tiempo. Por ejemplo, el pago de tus cuentas, una actividad común en casi todos los lugares. El Servicio Postal Mexicano puede ser un poco irregular en ocasiones, pero el consumidor es requerido a pagar sus cuentas a tiempo, aunque la cuenta enviada por correo llegue tarde o no llegue. Descubrí esto la primera vez que me cortaron el servicio de teléfono por falta de pago exactamente al día siguiente de la fecha de corte.
Estaba yo mortificada, y tal vez un poco enojada por haber incurrido en no pagar mis cuentas a tiempo, y eso que llevaba menos de dos meses viviendo en "El Paraíso", así que me dirigí a mi oficina local Telmex con copias de mis recibos y gran indignación. Pero mi representante fue tan cortés y bien humorado sobre este asunto que no pude quedarme enojada por mucho tiempo. Después de ofrecerme disculpas por la gran eficiencia de la computadora de Telmex y por la ineficiencia del correo, ella me sugirió que la venga a visitar cada mes entre el día primero y el cinco con o sin mi recibo; así que ahora la visito mensualmente y me pone al tanto de los últimos "chismes", y la visito aunque bien pudiera pagar mi cuenta en el banco. Algunos servicios pueden ser pagados también en el supermercado, pero olvídate de hacerlo por correo.
Por supuesto, además de las diligencias mundanas de la vida, habrá clubs de lectura, juegos de bridge, de golf, clases de yoga, tenis, actividades en barco, clubs de costura y escritura, y muchísimas organizaciones de beneficencia que realmente valen la pena clamando tu tiempo y energía. Sin contar el tiempo que invertirás navegando en internet y revisando tus correos electrónicos –una tabla de salvación para el mundo alrededor de la bahía, ¡así como fuera de ella!
Reserva tiempo para las múltiples actividades sociales y culturales nocturnas: fiestas, firma de libros, teatro-cena, exhibiciones de arte, conciertos de jazz y danza y recitales musicales bajo las estrellas. Por cierto, la revista "Where To Retire" recientemente mencionó a Puerto Vallarta como uno de los lugares más recomendables para tu jubilación por su gran variedad de actividades artísticas y culturales. ¡Tal vez hasta te animes a participar! Todos tus esfuerzos son bien apreciados en esta ciudad, y a lo mejor un día te veremos en un escenario como me pasó a mi en una de las maravillosas producciones de teatro local.
Por supuesto, otro buen proyecto sería el aprender o estudiar español, en clases de grupo o privadas, en escuelas o en tu casa. Ciertamente, el comprender la lengua española enriquecerá tu vida, y la gente de México encuentres apreciará grandemente tu esfuerzo por hablar español; pero esto no es un requerimiento para vivir en Puerto Vallarta. La comunidad extranjera es grande y siendo Puerto Vallarta un destino turístico, no tendrás problema alguno en la mayoría de las tiendas, restaurantes y otros servicios. Sobrevivir en Vallarta sin hablar español no es difícil y generalmente los "gringos" que son suficientemente listos para sortear problemas burocráticos, al establecer residencia pueden hablar suficiente español para comunicarse, especialmente si se hace la combinación correcta de ademanes, gruñidos y gestos.
De todas formas, aprender un idioma nos enseña cosas de la gente que lo habla. Por ejemplo, mientras "esperas" una entrega o a la persona que viene a hacer una reparación al mediodía, para la 1:00 p.m. estarás "esperando" con ansiedad y para las 3 de la tarde tendrás la "esperanza" de que llegue. Lo importante es no olvidar la palabra "paciencia", aunque lo ideal sería no inmutarse, ya que esto es Puerto Vallarta y la bahía resplandece en el Sol a unos cuantos pasos de tu puerta. Tal vez ahora sea el momento de mecernos suavemente en una hamaca y esperar el momento de otra hermosa puesta de Sol. Si la persona o la entrega llegan, ¡qué bueno!, y si no, ¡siempre hay un mañana!